Querido mortal, sígueme...

29 de agosto de 2012

Perdida en un laberinto sin salida

Todo este tiempo, he dado miles de vueltas sin hallar la salida. Una salida que en realidad no sé si existe. Estoy perdida en este laberinto y se que mis sentimientos me terminarán asfixiando, no se porqué, pero lo presiento. Creo que soy una princesa que solamente busca su cuento. No me importa si tiene un final feliz o no, solo exijo un final, algo que me pueda salvar, porque pasa el tiempo y cada vez me adentro más y más en este laberinto que me mata por dentro. Y lo cierto es que no me duele estar aquí pérdida. Me duele saber que la enfermedad que tengo no se puede curar, porque no existe medicamento. Me duele saber que todo lo que creé en mis sueños tal vez no se haga jamás realidad. Que desaparezca sin más. Ojalá supiese lo que necesito saber para poder actuar con libertad. Adivinar lo que mi cabeza no hace nada más que dudar. Conocer el secreto de aquella mirada de la que huyo, para que no me consiga delatar. No es un capricho, no es orgullo y menos aún terquedad, es algo que simplemente nadie jamás a conseguido controlar. Tengo días en los que soy la persona más feliz del mundo y días en los que me hundo. Por un simple motivo o por un simple comportamiento. Quiero que estos motivos desaparezcan, que me abandonen por completo o que se conviertan en certeza.

Porque yo no puedo aguantar más por dentro, esto que siento.
 Solo pido una señal, una señal, para calmar este tormento, 
que ya no cura ni el tiempo.

                                                                     Sandra

27 de agosto de 2012

Sigue adelante, siempre

Y puede que tu sonrisa muestre la felicidad. Pero en el fondo sabes que eso no es verdad, que no es nada más que una simple mascara que impide a los demás conocer tu realidad. Y sabes que tu voz está harta de no ser escuchada y ansia gritar a los cuatro vientos, lo que en palabras no te atreves a contar. Tu alegría se esfuma por momentos, mientras que tú esperanza por segundos. ¿Como puedes ser tan libre y sentirte como en una jaula encerrada? ¿Como no te decides a relatar a los demás aquello que te atormenta como en estos textos escribes? Cada vez estas más confusa, las personas son las únicas culpables. Te impiden volar y seguir soñando, te cortan tus alas porque ellos nunca tuvieron unas. 


Lo único que sabes es que te alegras de ser tú misma, de no ser lo que otros desean que seas. Ser tú, es lo único que te ha salvado de las caídas y golpes que te ha dado esta vida. Sabes que aquel vacío que tienes por dentro en realidad pesa cada vez más y más. Seguir adelante, seguir, por ese camino, que aún no has elegido, pero por el cual te encantaría caminar toda la vida. Guardar palabras, guardar sentimientos, guardar secretos, te está pasando factura y cada vez te duele mas ese corazón que parece ser de cristal. Esperar y ver impaciente las agujas del reloj pasar, te está llegando a cansar. Olvídate del mundo, de todo lo que te rodea, no esperes algo que puede que quizás no vaya a llegar jamás. 

Camina y no mires atrás y si miras, 
que sea con una sonrisa, pero esta vez, de verdad.

Será un texto triste para algunos, 
esperanzador para otros,
también se que unos pocos identificaréis.
Pero para mí, es una liberación más
 que me ayuda a desahogar esa parte de mí, 
que no se atreve a ser descubierta, por ningún mortal.

                                                          Sandra

21 de agosto de 2012

No esperar nada


El truco está en no esperar nada de nadie. Simplemente para no derrumbarte, cuando lo que anhelabas no se ha cumplido. Es difícil, no hacerse ilusiones, para los que vivimos en las nubes. Bueno no es difícil, es imposible. El problema no es ese, sino cuando tu deseo no se cumple, la decepción te inunda y las ilusiones se rompen. Y duele tanto saber que jamás se cumplirán, saber que en realidad estuviste perdiendo el tiempo. A veces lo correcto es no ilusionarse ni adelantarse a acontecimientos, que puede que jamás ocurran. Es mejor que nos pillen desprevenidos y así llevarnos una grata sorpresa.


 Aunque tampoco está mal que despeguemos los pies de la tierra
 y soñemos durante unos escasos minutos.

Debo comentarios, tened paciencia.
Gracias a los que me comentáis y leéis siempre, de verdad.
A partir de ahora comenzare a publicar más a menudo.
                                                               Sandra

9 de agosto de 2012

Miedo a arriesgar


Todos siempre tenemos ese miedo de dudar en si arriesgar o no, porque no sabemos el resultado, no sabemos si saldremos ganando o si saldremos perdiendo, no sabemos si tras haber arriesgado seremos desdichados o afortunados. No sabemos que destino nos preparan nuestras decisiones. Únicamente tenemos miedo y un montón de dudas que nos asfixian tras el paso de los desesperantes días. Y lo cierto es que nos preocupamos en si abrir esa puerta o en si dejarla cerrada para siempre, nos preguntamos que habrá tras ella, si será la puerta correcta. Muchos deciden arriesgar y hacen lo correcto, porque puede que ganen muchas cosas, aunque pierdan algunas. Pero otros deciden no arriesgar, porque de esta forma no pierden nada, pero tampoco lo ganan.Desgraciadamente me incluyo en ese grupo de los otros, por una sola razón, esa razón, es el miedo a sufrir más, a llevarme otro golpe más, o tropezarme con una piedra más. 

Algo de lo que los mortales 
debemos acostumbrarnos día a día.


En mi mente solo me hago esta pregunta,
que me ahoga por dentro y desespera por fuera....

¿Cuantas serán las puertas que dejaremos sin abrir, 
simplemente por ese miedo a arriesgar?

Tal vez, necesitemos solamente un tiempo para recapacitar en si abrir esa puerta o no.
El problema está cuando ese tiempo se consume y ya no queda nada.

                                                                     Sandra